“Estamos aquí,
porque no hay ningún refugio
donde escondernos de nosotros mismos.
Hasta que una persona
no se confronta en los ojos
y en el corazón de los demás,
escapa.
Hasta que no permite a los demás
compartir sus secretos,
no se libera de ellos.
Si tiene miedo de darse a conocer a los otros,
al final, no podrá conocerse a sí mismo,
ni a los demás,
estará solo.
¿Dónde podremos conocernos mejor
sino en nuestros puntos comunes?
Aquí juntos,
una persona puede manifestarse claramente,
no como el gigante de sus sueños
ni el enano de sus miedos,
sino como un hombre,
parte de un todo, con su aportación a los demás.
Sobre esta base
podemos enraizarnos y crecer,
no solos como en la muerte,
sino vivos
para nosotros mismos y los demás”.
(Anónimo)